Menos opinión

En su columna del pasado lunes en El Universal, “La encrucijada del periodismo mexicano”, León Krauze lamenta que en los últimos días varios periodistas hayan perdido sus espacios en la prensa nacional.

“Es una mala noticia porque, sobre todo cuando nace de la crítica preparada e intelectualmente honesta, la opinión sirve para dar contexto al lector, un activo indispensable en esta época tan susceptible a la propaganda y tan impaciente con la evidencia.

“Cuando saben de lo que hablan, los columnistas ayudan también a contener uno de los vicios de la época: la desconfianza frente al juicio de los verdaderos expertos. Aunque haya quien insiste en lo contrario, no todos sabemos de todo. Los expertos genuinos dan a sus lectores herramientas para comprender mejor el mundo. No es poca cosa, y menos en los tiempos de la posverdad”.

Aunque de entrada, el artículo de León Krauze parece una defensa de la comentocracia, el periodista se pregunta si este recorte de columnistas equivale en sí mismo a una crisis en el periodismo mexicano. Y nos sorprende al decir:

“Si el síntoma de esa crisis es la disminución de las voces dedicadas únicamente a la reflexión o a la explicación antes que la investigación, me atrevo a decir que no. Aunque la opinión cumple una función de gran importancia dentro de la oferta periodística, la esencia del oficio no pasa por ella”.

Más investigación 

Actual conductor del noticiero de KMEX Univisión en Los Ángeles, California, León Krauze comenzó su carrera como presentador de noticias en la “Segunda Emisión” de W Radio. Y, en la pantalla chica, fue conductor de “Hora 21”, el noticiario estelar de ForoTV. Lo recordamos también por haber sido moderador en uno de los debates que el INE organizó entre los candidatos presidenciales de 2018.

Hijo del historiador Enrique Krauze -director de la revista Letras Libres y, con su Editorial Clío, uno de los empresarios más innovadores de la industria cultural en nuestro país- y de la ensayista y novelista Isabel Turrent, León Rodrigo Krauze Turrent asegura que el verdadero motivo de alarma en el periodismo mexicano es el despido de un buen número de reporteros en varias casas editoriales.

“Si como sugería Walter Lippman en su famosa definición del oficio, la labor periodística está en exhibir y ‘avergonzar al diablo’ (es decir, a los poderosos), el camino es la investigación, no la opinión”.

Y para prueba propone el ejercicio de preguntarnos ¿cuántas opiniones han acabado con las carreras de políticos corruptos, ya no digamos derribar un gobierno podrido? A lo que responde:

“Ninguna. Watergate, el gran escándalo político del siglo XX en Estados Unidos, fue obra de reporteros, no de opinadores”. Y en México, “al gobierno de Enrique Peña Nieto no lo incomodó opinión alguna, lo que realmente lo avergonzó fue el trabajo de investigación de Aristegui Noticias y Animal Político”.

Más reporteros

Idealmente, apunta León Krauze -quien ha escrito también para Animal Político, El País América y Letras Libres, además de haber publicado en The New Yorker, The Atavist, The Washington Post, Los Angeles Times, Newsweek, The New Republic y Foreign Policy-, la clave para garantizar la salud de la prensa es proteger sobre todo el trabajo de los reporteros.

Tras el triunfo de Trump, cuando el Washington Post se sintió amenazado por el presidente electo de Estados Unidos “respondió refrendando su compromiso por el periodismo de investigación del más alto calibre”. Una semana antes de la toma de posesión, el diario anunció la contratación de sesenta reporteros, con lo que aumentó en un 8% su planta laboral.

Claro, el Post cuenta con el mecenazgo de su propietario, Jeff Bezos, el magnate de Amazon. Pero en México no hay muchos “multimillonarios benevolentes, dispuestos a financiar y cuidar de una institución periodística y al mismo tiempo evitar la tentación de incidir en su línea editorial”. El reto que enfrenta nuestra industria informativa es, pues, distinto.

Tal parece que estamos ante “una suerte de gran corrección histórica inevitable, producto de la dinámica propia de la industria y, en el caso de México, del espejismo de la publicidad oficial”.

Siendo optimistas, al final “las presiones actuales producirán, después de un periodo de incertidumbre, una prensa con menos diarios que a su vez tendrán menos páginas pero una mayor calidad periodística”.

En ese sentido, “es posible que el despido de reporteros y colaboradores editoriales se deba a un ajuste necesario e impostergable, provocado, en parte, por la política de austeridad del nuevo gobierno. También es posible que dicho reacomodo concluya en una prensa más sana e igualmente eficaz desde el punto de vista periodístico”.

Pero hay otro escenario que se debe evitar a toda costa, matiza Krauze: “Sería una desgracia que la crisis desemboque en un periodismo menos atrevido, libre y vivaz, como el que, de muchas maneras, mantuvo a raya al peñanietismo”.

Marcaje personal

Para el periodista que ha cubierto las elecciones presidenciales en Estados Unidos para distintos medios de habla hispana desde 1996, es deseable que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador camine bajo una estricta marca personal -dicho en términos que recuerdan sus orígenes en el periodismo deportivo, ramo en el que publicó tres libros sobre el futbol mexicano y produjo más de cien documentales sobre historia deportiva para el programa “Hazaña, el deporte vive”, de Televisa.

Para hacer contrapeso al nuevo mandatario se necesita “una prensa implacable, con reporteros asignados a cubrir cada paso de las dependencias y los funcionarios del gobierno federal, incluidos, pienso, sus polémicos representantes en los estados”.

Y no por desconfianza, sino porque esa “debería ser la reacción natural del periodismo ante un gobierno al que el electorado le ha entregado todo el poder”.

Cuando ese diablo de Lippman lo cubre todo, “hay que estar más atentos que nunca”, advierte Krauze, haciendo eco del oráculo que en voz de su padre cree venir un presidente autoritario y populista.

“Esperemos que el periodismo de investigación mexicano -y los opinadores que queden de pie- no se pierdan en la bruma del acomodo de su industria y estén a la altura de explorar y explicar un México que necesitará urgentemente de ambas cosas. La supuesta ‘cuarta transformación’ necesita una prensa de primera”, concluye Krauze.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *