Como parte del botín que seguirán repartiéndose hasta el 15 de noviembre cuando dejará la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia en el Estado de Colima, el magistrado Bernardo Salazar Santana se apresta a construir un Centro de Convivencia Familiar pese a las dificultades económicas que atraviesa el Poder Judicial.
Aunque él alega insuficiencia presupuestal, no hay dinero que alcance cuando Bernardo Salazar se empeña en sostener una nómina de privilegiados, con salarios altos para un grupo de funcionarios que no han acreditado su productividad y una cuenta de gastos para mantener canonjías como son choferes para los magistrados René Rodríguez y Sergio Marcelino Bravo o un mandadero a las órdenes de la magistrada Leticia Chávez.
La obra del Centro de Convivencia Familiar se la quiere dar Bernardo, faltaba más, al mismo constructor que remodeló su casa. Eso crea una doble sospecha: con el contrato, Salazar Santana paga un favor personal o, bien, hay suficiente confianza como para acordar una comisión o moche.
Han sido tantas las mentiras de Bernardo que sólo cabe pensar en una nueva simulación, como cuando quiso engañar a los tres o cuatro magistrados que no estaban en el entendido, convocando a un pleno para tratar temas administrativos y meter de sorpresa un asunto contrario a la ley, con argumentos igualmente mentirosos con los que buscaba se designara a Leticia Chávez Ponce como nueva presidenta del Supremo Tribunal.
Por cierto, ante el temor de que los magistrados que no estaban en el ajo denunciaran la maniobra como un acto ilegal, los togados que le habían vendido su alma a Bernardo Salazar se retractaron del propósito.
EL ENFERMO IMAGINARIO
Otra mentira fue su repentina y nada creíble enfermedad que duró, curiosamente, el periodo vacacional. Tiempo durante el que Bernardo pidió ser representado en sus funciones por la suplente Leticia Chávez.
No hubo necesidad de certificado médico. En la comunidad judicial es un secreto a voces que los males de Bernardo son resultado del estrés que le producen sus problemas sentimentales.
Bastó un paseo por la Ciudad de México para que Salazar Santana recuperara la salud. En la capital del país el presidente del STJE se dejó ver en museos, tianguis y bares, tal como evidenciaron en las redes sociales las fotografías ingenuamente tomadas por una acompañante desconocida.
JURADOS A MODO
La integración de jurados a modo para seleccionar a los nuevos jueces es otra de las grandes mentiras con las que termina su gestión Bernardo Salazar.
Los magistrados a los que el presidente del Tribunal incluyó en el jurado dejaron fuera de los cargos a aspirantes que no se iban a prestar para negociar la justicia y, en cambio, aprobaron a jueces de pacotilla, improvisados e incompetentes, sin capacidad o sin experiencia, pero que accederán a lo que les pidan.
De no ser impugnados, estos jueces sin mérito terminarán siendo mercaderes de la justicia, corsarios del derecho que tendrán en sus manos el patrimonio o la libertad de las personas y que venderán al mejor postor asuntos de relevancia social.
Entre funcionarios del Poder Judicial y litigantes no queda duda: se acomodó el resultado de los exámenes para asegurar la aprobación de ciertos aspirantes; incluso, se reprobó a uno que otro colaborador para simular la legalidad del concurso. La orden de incluir determinados nombres y de excluir a otros, la dio personalmente el presidente y la ejecutaron las y los magistrados comprometidos con Bernardo Salazar.
INDIRISTA PIRATA
La última mentira de Salazar consiste en hacerle creer a la comunidad judicial, al gremio de abogados y a la clase política que su propuesta de crear un Centro de Convivencia Familiar tiene como objetivo gestionar una obra con la que la gobernadora Indira Vizcaíno pueda acreditar el cumplimiento de sus promesas de campaña. Bernardo anda diciendo que le suplicó a la titular del Ejecutivo poner en funcionamiento el Centro antes de su primer informe de gobierno.
Ya se le olvidó su obsesión con la autonomía del Poder Judicial, que el mismo Salazar proclamó luego que el entonces gobernador Ignacio Peralta obligara a magistrados y magistradas a darle su voto a Bernardo para la presidencia del Tribunal, pese a que la totalidad no estaba de acuerdo (por la sencilla razón de que todos aspiraban a la presidencia).
Ya se le olvidó a Bernardo que intentó dar un golpe al pleno para adelantar la elección de la pretendida sucesora, con el único interés de evitar que la gobernadora Vizcaíno influyera, como ha sido costumbre política, en la elección del magistrado de su preferencia.
Y ya se le olvidó que, previo a la elección de gobernador, entre sus amigos y colaboradores Bernardo Salazar esparció la consigna de que era preferible que ganara cualquier candidato menos la actual titular del Ejecutivo.
NO ES POR NECESIDAD
Nadie cuestiona la pertinencia del Centro. Lo que pasa es que, conociendo los hábitos de poder de Bernardo, ya podemos anticipar que Salazar buscará sacar ventaja no sólo de la construcción del inmueble, sino de la contratación del personal para la atención y vigilancia de los usuarios del Centro.
En el Poder Judicial todos asumen que Salazar Santana pretende acomodar como trabajadores a recomendados del grupo de magistrados que se identifican con el viejo régimen, esos mismos magistrados que anteponen su militancia priista. No se espera un proceso de selección de personal basado en perfiles ni méritos, sino en la cercanía con Bernardo. Antes de irse, quiere meter a nómina a todas aquellas personas a las que no ha podido acomodar hasta ahora, sin haber recursos en el presupuesto para pagarles.
Pretende Bernardo crecer desmedidamente un déficit del Poder Judicial que empezó a acumularse durante su presidencia, por la irresponsable y discresional administración de los recursos financieros, humanos y materiales. Como una de las tantas consecuencias de ello, el Poder Judicial está quebrado. Si su amigo Nacho, el anterior gobernador, dejó al estado en bancarrota, Bernardo Salazar no se queda atrás en niveles de avaricia y corrupción.
SE LO PIDIÓ A MARGARITA
¿Quién le cree a Bernardo Salazar cuando dice que quiere ayudar a Indira a lucir en su primer informe con la puesta en marcha del Centro de Convivencia Familiar, cuando esa promesa ya se la había hecho a otra autoridad local? Nada menos que a la alcaldesa capitalina Margarita Moreno.
El lunes 9 de noviembre de 2020, el portal electrónico de Diario de Colima publicó la fotografía y una nota del reportero Carlos García Lemus informando de la petición de Bernardo Salazar a Margarita Moreno, en ese entonces presidenta del DIF Estatal, de crear el Centro de Convivencia.
Con el titular ‘Convivencias familiares ordenadas por Poder Judicial serán en la USI’, se aclara que la petición se dio en el marco de la entrega al DIF Estatal del donativo del personal del STJE para la Cruz Roja:
“El Poder Judicial agradeció a la presidenta del DIF Estatal, Margarita Moreno González, el apoyo que ha otorgado para próximamente llevar a cabo en la Unidad de Servicios Infantiles (USI) las convivencias familiares supervisadas.
“El presidente del STJE, Bernardo Salazar Santana, y su esposa, Lorena Orozco de Salazar, presidenta del Voluntariado, entregaron lo recaudado para la colecta 2019-2020 de la Cruz Roja.
“Salazar Santana manifestó que hacen falta adecuaciones correspondientes para poner en marcha las convivencias familiares supervisadas en el citado lugar, lo que permitiría llevar un proyecto integral.
“Dijo que jueces y familiares podrán tener una comunicación directa con las áreas de psicología y trabajo social, a fin de que todos puedan participar en las audiencias en donde tienen que intervenir menores de edad, niñas, niños y adolescentes.
“Margarita Moreno agregó que lo principal es que las niñas, niños y adolescentes que pasan por una separación de los padres tengan un sitio adecuado para convivir.
“‘La verdad, va a ser algo muy bueno y ojalá lo podamos concretar lo antes posible, va a ser un gran acierto para el estado ese centro de convivencia’, apuntó.”
Hasta aquí la nota periodística.
LA PRISA ES OTRA
Luego, entonces, desde 2020 existía el compromiso de Bernardo con quien ya para entonces era una aspirante a la candidatura del PRIAN a la acaldía capitalina: Margarita Moreno. Y ya desde entonces era conocida la intención de Salazar de crear el Centro para abrir plazas y meter a los recomendados de él y de los otros magistrados priistas.
Ahora finge una urgencia política, subrayando que se lo suplicó directamente a Indira Vizcaíno con el argumento que de esa manera podrá nutrir su informe de gobierno, cuando en realidad la prisa es por acomodar a su gente en ese nuevo espacio laboral antes que concluya su periodo como presidente del Supremo Tribunal de Justicia.
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