Hace algunas semanas, en medio de la polémica en redes sociales por la imagen de le magistrade Jesús Ociel Baena Saucedo posando en el salón de plenos del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes (TEEA), un amigo pidió mi opinión sobre la vestimenta no binaria del funcionario.
Me preguntó si, con esos atuendos, Ociel Baena no le estaba faltando el respeto a la institución o mancillando la dignidad del cargo. Y mi primer razonamiento fue que, ciertamente, ‘el hábito hace al monje’.
Los jueces, para serlo, deben parecerlo. Y por eso en algunos sistemas de justicia usan toga y muchas veces birrete (así se presentaba el tremendo juez de La Tremenda Corte en la versión televisiva de la radio comedia cubana). Hay jueces que, incluso, llevan collarín y hasta una sotana bajo la toga.
En el Reino Unido, donde se dice que nació la tradición del color negro en señal de luto por la muerte de la reina María II, se mantiene también como parte del protocolo el uso de pelucas: una auténtica reliquia del pasado que obedece a que, en la época en que se estableció la costumbre, el rey y los nobles usaban esos postizos.
La toga (que en el sistema de justicia mexicano usan los jueces y magistrados federales, así como los ministros de la Suprema Corte) simboliza la solemnidad y la imparcialidad, la sobriedad y la seriedad del acto judicial. En tribunales del ámbito local, la formalidad se establece sin el uso de la toga.
Le magistrade Baena, por más que haya escandalizado a sus colegas, nunca fue contra la costumbre que (seguramente en más de una ley orgánica es norma) de vestir formalmente en las sesiones. Si la regla especifica que, para los hombres, la vestimenta formal es traje de calle o, para las mujeres, traje sastre, Jesús Ociel respetó la tradición: usaba, en una combinación que impuso como sello personal, saco y corbata… sobre una elegante falda y zapatillas de tacón.
No era disfraz sino una interpretación en clave no binaria de la vestimenta formal. Y no le faltaba el respeto a la investidura, aunque sí estaba manifestando una postura política a favor de una de las comunidades de la diversidad sexual menos comprendida: la no binaria.
Personalmente sigo sin entender a cuál de las iniciales de las siglas LGBTTTIQ+ corresponde esa identidad de género, pero la reivindicación de una expresión sexual distinta a cualquiera de las reconocidas por la heteronormatividad (hombre o mujer) le ganó muchos odios a Ociel Baena.
SALIÓ DOS VECES DEL CLÓSET
Sin duda ha habido funcionarios judiciales lesbianas o gais (de inmediato nos viene a la mente uno de los ministros de la Corte más reconocidos por su carrera académica como jurista y en la administración pública), pero durante décadas las buenas conciencias prefirieron ignorar su orientación, siempre y cuando guardaran las apariencias de heterosexualidad o, en su defecto, se ajustasen a los estereotipos de masculinidad o femineidad.
Lo que hizo Ociel Baena fue desafiar ese pacto gremial para invisibilizar a las personas con una sexualidad diversa que participan en el acto judicial. Tras salir del armario como homosexual a los 18 años, hizo una segunda salida del clóset en 2017 cuando estudiaba el doctorado en derecho. Trabajaba en el Tribunal Electoral de Aguascalientes y buscaba ser magistrade, pero hubo dos convocatorias dirigidas exclusivamente a mujeres. Impugnó el mecanismo en nombre de los derechos político-electorales de la comunidad LGBT, como parte de una lucha por el acceso de las personas no binarias a puestos importantes.
Consiguió, así, ser magistrade suplente. Y, en octubre de 2022, asumió el cargo como titular al cubrir la ausencia de otra magistrada. En el pleno, no dudó en mostrar abiertamente su identidad y fue reconocido en el protocolo del Tribunal como magistrade no binario. Color en los labios, aretes y el abanico multicolor complementaron la apariencia característica de saco de hombre con falda y tacones.
EL ESFUERZO POR VISIBILIZAR
En una entrevista con Gabriela Warkentin, Baena recordó que en su adolescencia se esforzaba por parecer masculino porque de niño enfrentó discriminación y rechazo, incluso de su propia familia, por su preferencia por las cosas femeninas. Para ocultar su naturaleza, en la secundaria tuvo novias y le pedía a su mejor amigo que lo ayudara advirtiéndole si se veía femenino.
Plenamente asumido, Baena no sólo fue el primer magistrade del país sino también quien recibió el primer pasaporte mexicano no binario en mayo pasado, de manos del entonces canciller Marcelo Ebrard. Ya antes había litigado para tener un acta de nacimiento como persona no binaria.
Era, además, une activista en las redes sociales a favor de la visibilización de las personas no binarias y de la defensa de los derechos de la comunidad LGBT. Con sus videos en TikTok, señala BBC Mundo, atrajo a los jóvenes hacia temas relacionados con los derechos jurídicos. Y fue, al acceder a la magistratura, un modelo para otras personas no binarias obligadas a defender sus derechos ante tribunales.
Fuera del ámbito judicial, Baena impulsó iniciativas para que la credencial para votar, que en México se usa como identificación general, tenga una opción de definición de género más allá de hombre/mujer. Al conseguir la suya, el organismo electoral se vio obligado en febrero de este año a garantizar el derecho a otros.
Para Genaro Lozano, politólogo y activista de la comunidad LGBTI+, Baena abrió caminos, mostró que una persona no binaria podía tener una vida exitosa. En ese sentido, era “inspirador”, destacó el también conductor de Televisa en sus declaraciones a BBC Mundo.
A nivel local, Baena abogó por la apertura de sanitarios no binarios [lo que acaso se entiende como un solo baño para todos o quizá como un tercer baño, lo que supondría una alternativa a la exigencia de la comunidad trans para usar como propios los retretes de mujeres]. Y comenzó a ser llamado para ofrecer conferencias en diversos estados del país sobre políticas de inclusión y acciones afirmativas a favor de minorías, menciona el portal de noticias.
¿ES CRIMEN DE ODIO?
Baena, de 38 años, fue encontrado muerto junto a su pareja Dorian Daniel Nieves Herrera, el lunes 13 de noviembre de 2023 en el domicilio que compartían en la ciudad de Aguascalientes. Dado que no se encontraron indicios de la participación de una tercera persona, las autoridades que investigan el caso lo clasificaron como un presunto homicidio-suicidio.
En su comunicado, la fiscalía estatal revivió una etiqueta que ya parecía haber sido borrada del léxico ministerial, ‘crimen pasional’, actualizando el prejuicio de que las personas con una identidad o una orientación sexual distinta suelen mostrar emociones descontroladas.
Ante esta segunda victimización (que incluye la criminalización de Nieves Herrera), frente a la tradicional creencia de que ‘son violentos por naturaleza’ se organizaron manifestaciones masivas, en las que se exigió ampliar la investigación partiendo del contexto de hostigamiento que recientemente había sufrido le magistrade.
El clima hostil no es una invención de quienes quieren ver a fuerzas en la muerte de Baena un crimen de odio, paradigmático por lo demás de la intolerancia de ciertos grupos sociales y de la típica insensibilidad judicial ante estas situaciones.
Su forma no binaria de vestir le atrajo amenazas y mensajes de odio, sostiene Lozano. Tras el asesinato del activista Ulises Nava, le magistrade y la diputada Salma Luévano “solicitaron protección” y les asignaron guardias personales. Al romper estereotipos, Baena incomodó a mucha gente.
Como activistas, funcionarios, políticos y la comunidad LGBTI+ demandaron que se analicen como antecedentes las agresiones que Baena había denunciado desde hace meses, la Fiscalía de Aguascalientes se ha esforzado en difundir los avances de una investigación centrada en un altercado doméstico.
En Imagen Noticias, como si fuera nota pagada, Ciro Gómez Leyva mostró videos presumiblemente filtrados por la Fiscalía (aunque luego el vocero del gobierno de Aguascalientes se dijo indignado por semejante indiscresión y anunció que se castigaría al responsable bajo la Ley Ingrid) donde se observa a la pareja a su llegada al aeropuerto y posterior arribo a la casa de Ociel Baena en la zona residencial Punta del Cielo.
El periodista destacó en las imágenes que Ociel y Dorian lucen un poco distantes y apenas intercambian palabras. Cada uno camina por su lado y nadie más les hace compañía. A la 1:00 de la madrugada del 13 de noviembre, cámaras de vigilancia captaron su arribo a la calle Playa del Carmen No. 134, donde cada uno baja su maleta. Tampoco se ve a alguien llegar con ellos al domicilio, enfatizó el conductor.
Gómez Leyva también publicó las fotos que los primeros respondientes o los técnicos forenses tomaron en la escena del crimen, una flagrante violación a los derechos humanos de las víctimas y todo para ilustrar la hipótesis de que Baena y su pareja “se habrían provocado las heridas que los mataron dentro de su casa”.
NO MÁS PACTO DE SILENCIO
El seguimiento periodístico de estas muertes obligó a los medios a comprometerse con el lenguaje inclusivo. El sufijo ‘e’ (como en ‘el socorrido todes) se ha utilizado como neutro para suplir el desdoblamiento de ‘todos y todas’, pero la cobertura de la muerte de Baena nos recordó que paralelamente se ha usado el pronombre ‘elle’ para identificar a personas transgénero e individuos no binarios.
El homicidio de le magistrade marca un hito en la historia de los derechos humanos en México. A la autoridad ministerial le interesa demostrar que es un caso de mariticidio (el término existe, no lo tomé de La Tremenda Corte), para disolver las sospechas de una conspiración para desvirtuar la presumible escena de un doble crimen cometido por un tercero.
Como no sería la primera vez que los autores materiales de un homicidio lo hagan ver como un suicidio, ni tampoco sería la primera en que las autoridades ministeriales de un estado recrean la escena de un homicidio-suicidio para ocultar un doble asesinato, la suspicacia popular es comprensible.
Lo más importante en esta manifestación de escepticismo social con respecto a una hipótesis que busca cerrar rápidamente la investigación de un delito de alto impacto, es que el consenso tiende a estar del lado de quienes demandan agotar todas las posibilidades, y no de quienes se conforman con una explicación sobre el crimen basada en el estilo de vida de la víctima y su presunto victimario.
Ya no estamos viendo en la opinión pública mexicana aquella actitud conservadora que normalizaba la violencia contra las minorías sexuales como un castigo moral. Hay una amplia y diversa corriente ciudadana que reclama romper con las apariencias e investigar la improbable existencia de una conspiración criminal para asesinar a Jesús Ociel Baena.
En realidad, las evidencias son contundentes en apoyo de la hipótesis de la Fiscalía hidrocálida. Pero cómo quitarle a tanta gente la duda respecto a un crimen que, en teoría, habría buscado sembrar el pánico en la comunidad LGBT.
La ciudadanía no era arisca, tiene antecedentes de sobra para especular que se quiere dejar impune al o los homicidas. Y, sin duda, los sectores más conservadores de la sociedad usarán este caso para reafirmar el mito de que las personas no heterosexuales o con una identidad de género no binaria son más propensas a cometer ‘crímenes pasionales’.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com