En respuesta a la acción coordinada, sin precedentes, de los más de 300 periódicos que publicaron el jueves 16 de agosto editoriales en defensa de la libertad de prensa frente a “la ofensiva despiadada de Donald Trump contra los medios de comunicación”, el presidente de Estados Unidos redobló su cruzada:
“Los medios de comunicación falsos son el partido de la oposición. Es muy malo para nuestro gran país. ¡Pero estamos ganando!”, escribió en Twitter.
En contraste, el Senado, de mayoría republicana, aprobó por unanimidad una dura resolución en defensa de la prensa. Sin citar al presidente, la Cámara Alta “afirma que la prensa no es el enemigo del pueblo”, “reafirma el papel vital e indispensable de la prensa libre” y “condena los ataques a las instituciones de la prensa libre”.
El texto que impulsó un senador demócrata de Hawái no se sometió a voto, sino que se aprobó mediante un mecanismo por el cual avanza si no hay objeciones. Que la cúpula republicana del Senado diera luz verde a la resolución supone un tirón de orejas a Trump por parte de su partido, “aunque por ahora han sido escasísimos los conservadores que han denunciado su diatriba contra la prensa”.
Joan Faus y Pablo Ximénez de Sandoval, corresponsales en Washington y Los Ángeles, explicaron para El País el contexto que llevó a los diarios estadounidenses, “con diferentes palabras y opiniones, pero con un mismo mensaje”, a aclararle al presidente que “no son enemigos de nadie”.
“En un país donde la libertad de expresión es un principio sagrado blindado por ley, el insulto bananero de Trump ha disparado las alarmas sobre la posibilidad de que acabe desatando violencia contra los medios. Los periodistas que cubren sus mítines ya soportan acoso y gritos durante horas por parte de sus seguidores”, resumieron los corresponsales.
“Trump, cuya retórica vive de la creación constante de enemigos, ha multiplicado en las últimas semanas sus ataques verbales a los medios. También se han traducido en consecuencias prácticas, como el veto a una periodista de CNN en un acto en la Casa Blanca.
“Los acusa de minimizar intencionadamente sus logros y de ser deshonestos. Solo se salvan un puñado de medios conservadores afines. El republicano ha tergiversado el concepto de ‘noticias falsas’ para tildar así cualquier información desfavorable para él”.
No todos se sumaron
A la iniciativa del The Boston Globe para convocar a todos los periódicos de EUA que quisieran sumarse a publicar editoriales y responder al insulto más grave de Trump contra la prensa: a la que llama “enemigo del pueblo”, no se sumaron todos los medios impresos.
Hubo ausencias notables de diarios conocidos, apunta El País en un despiece de la información anterior. The Washington Post, The Wall Street Journal o el San Francisco Chronicle no publicaron editoriales.
Este último se justificó esgrimiendo que, pese a la “seria amenaza” democrática que suponen los ataques de Trump, el gran diario de la bahía “valora la independencia periodística” y “unirse a un clamor colectivo” va en contra de eso.
El SFC “también sostuvo que la iniciativa puede reforzar el argumento de Trump y sus fieles de que los medios están en su contra”.
Medios desacreditados
La historia de los desencuentros de Trump con la prensa es larga, cita El País. Y en gran parte el poco respeto que el magnate le tiene a los periódicos se basa en datos como los de la encuesta Pew Research que, en 2017, arrojó que un 85% de votantes republicanos consideraba que los medios tienen un efecto negativo en EUA, frente a un 68% que opinaba lo mismo en 2010.
A eso le suma el desinterés que la prensa mostró, salvo algunas excepciones, por las aspiraciones presidenciales de Trump: muy pocos editoriales de diarios apoyaron su candidatura en 2016.
Trump suele ver este desprecio como verdaderos ataques. “No hay nada que quisiera más para nuestro país que una verdadera libertad de prensa. Es un hecho que la prensa es libre de escribir y decir lo quiera, pero mucho de lo que dice son noticias falsas, impulsando una agenda política o simplemente tratando de dañar a la gente. ¡La honestidad gana!”, escribió en Twitter ya siendo mandatario.
En otro mensaje, el presidente atacó directamente a The Boston Globe. Se burló de sus problemas financieros en el pasado y de embarcarse en una “colusión con otros periódicos por una prensa libre”.
Los corresponsales de El País concluyen que al estar dispuestos a indagar a fondo en un sinfín de asuntos, los medios de comunicación son una amenaza para cualquier presidente, todavía más para Trump que sufre una sensibilidad extrema a cualquier reproche y tiene tendencia a mentir: The Washington Post registró un promedio de 16 falsedades o medias verdades cada día.
Ha sido la prensa de su país la que destapó en 2005 una cinta de Trump en la que despreciaba a las mujeres; la que reveló numerosas reuniones secretas entre el entorno del republicano y personalidades rusas durante la campaña, que han sido claves en la investigación de la probable injerencia electoral de Moscú; o la que descubrió las irregularidades en la Fundación Trump, concluyen Joan Faus y Pablo Ximénez de Sandoval.
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